(Sí, sí, por ahí en medio se abrió la Gran Vía,
comiéndose la "casa del Ataúd" que es el centro de esta foto)
comiéndose la "casa del Ataúd" que es el centro de esta foto)
Y ahí está, tan lozana, tan moderna... Tanto, que desde el principio se decidió que por ella no circulasen esos vetustos tranvías que los adictos a los libros de Ediciones La Librería tantas veces hemos visto en los miles de fotos que se le han hecho. Como las que aparencen en Madrid ayer y hoy, de Reyes García y Ana María Écija, dos habituales de la casa. O las de Ramón Masats acompañando textos de, entre otros, el añorado Luis Carandell. La Gran Vía intuida en las obras de Galdós, cuyo Madrid nos relata Miguel García Posada, la de los grandes cronistas de la Villa como Antonio Velasco Zazo y madrileñistas como Antonio Casero. Una Gran Vía antes tachonada de cines, hoy especies en extinción fuera de esa suerte de reservas llamadas centros comerciales, que recuerda ese glorioso pasado cinematográfico, no sólo como sede sino también como plató, reponiendo grandes clásicos como Lo que el viento se llevó o Mogambo. Una Gran Vía que por ser fue hasta improvisado ruedo cuando en 1929 el diestro Diego Mazquiarán, Fortuna, hubo de lidiar un morlaco escapado de la Casa de Campo, hecho del que da fe una foto que vemos en la cubierta La Gran Vía es Nueva York, libro de Raúl Guerra...
Pues todo eso, toda esa pequeña y gran historia de esta "grieta de modernidad en un viejo caserío asfixiado", como dijo alguien que conozco, todo lo que se aprieta casi como en mañana de metro en hora punta en el párrafo anterior, se puede encontrar aquí, en la biblioteca y una muestra de ello es nuestra nueva exposición, en la que además podremos comprobar que una revista como Madrid histórico tampoco había de dejar pasar la oportunidad de piropear una de nuestras más cosmopolitas avenidas.
1 comentarios:
Me he tomado la libertad de enlazar esta entrada con otra de mi blog en la que mencionaba la Gran Vía.
Un cordial saludo.
http://jofz.blogspot.com/
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